martes, 6 de abril de 2010

A la luz

La verdad ya salió, empezó a exapandirse. Sonrisas se dibujan monotonamente, como si ese fuese el nuevo ritual para todos mis días.

Es como una especie de adicción que mi cerebro quiere, y no quiere dejar de querer. Te repito que los días son los mismo, que no importa el momento...siempre y cuando el momento exista.

No hay música de fondo, hoy somos yo y mis pensamientos compañeros, dibujando sonrisas.

Una luz fluorescente me apunta en la cara, alguien toca mi hombro. "En qué pensas?". Simplemente no puedo decirtelo. Me encantaría, pero el secreto mas grande del alma, es el que hoy me hace regocijar entre tantas tragedias.

"Si supieras". Si supieras qué?. Algo sabes!. No importa lo que sea, de donde venga, como se forme, cómo se haga...algo simplemente sabes.

Se traba el cursor, automáticamente veo la pestaña de al lado. Malditas redes sociales, jamás debieron existir y sin embargo yo trabajo con ellas. Nuevamente. No, no es la sombra.

Es así, ya te lo dije, este día dura 24hs para vos, y mil cuatrocientas horas para mí. Número primos que se convierten en amigos, y números impares que me invitan a empapar mis pensamientos con música que viene del mas allá.

"No quería presionarte para que me dijeras lo que pensas". No es que no quiera decírtelo, es que mi alma se encuentra en un estado tan pleno, que simplemente decirtelo, sería romper con la magia de cada palabra. Palabras que figuran pensamientos. Pensamientos que me vuelven adicta. Adicciones que no quiero dejar.

Se apaga la luz fluorescente, que tanto me molesta después de haber pasado horas incontables delante de un monitor.

Vuelve a aparecer la sombra, con mas forma. Insistente vuelvo a mirar la pestaña...quiero encontrarte y no buscarte.

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