martes, 21 de junio de 2011

Las Alas

El proceso de crecimiento de alas en la espalda, es doloroso. La piel se resquebraja, y se empieza a curtir, algo así como el cuero mal tratado. Se abren grietas, y caen escamas de un pasado que no siempre fue mejor.
Poco a poco, asoman lo que serán dos alas lo suficientemente poderosas como para salir volando y agitar el polvo de alrededor.
Miro un poco hacia atrás, y veo como esa hada agita su varita, de un lado hacia el otro. Va curando mi espalda cargada de tormentos, propios y ajenos. Silba una melodía, y apoya sus manos. Se siente un calor agradable, en la espalda y la garganta.
Por que el crecimiento de alas, es un proceso que conlleva unicornios, hadas y dinosaurios.
Mientras se abren dos grietas en mi espalda, sufro lágrima a lágrima el dolor y el sacrificio que conlleva el querer volar.
Mientras tanto, un ángel me visita. Deshace mi cama, revuelve mis sábanas y me cierra los ojos. Tal vez después de todo esto, consiga el descanso que tanto merezco, y unos brazos calientes para pasar el invierno.

Bienvenidas sean alas, todavía me hacen llorar por las noches cuando encastran sus raíces entre mis costillas...Pero el dolor próximamente mutará en sonrisas.

domingo, 12 de junio de 2011

A veces me gustaría no ahogarme tanto, en medio de las melodías diarias que me regalas.
Aparentemente encontré mi voz, esa que tanto buscaba. Pero perdí todo aquello que me rodeaba de tanta gratitud e inocencia. Quiero soltarte la mano, esa que me empezó a guiar hace un par de meses, y que me cubre de seguridad. Esa mano que me obliga a mirar hacia adelante, porque de vez en cuando se siente bien saber que te tengo cubriéndome la espalda.

Un brote psicótico vuelve a nacer en mí. Me paré frente al destino y le dije que no quería lo que él me pautaba, le dije que iba a hacer lo que yo quería. Y quería disfrutar el viaje. O ese trayecto hacia lo que aparentemente va a suceder.
Y mientras recito profecías, que parecen cumplirse, me hundo un poco mas en la depresión de tenerte lejos y que estés casi tan frío como el cadáver que te gustaría ser.