martes, 27 de abril de 2010

Beloved Shadow, Parte I

Querida Sombra:

Me siento a escribirte, abajo de tu amiga, la sombra de la soledad. Me tiembla el pulso y se me va la mente de tan solo pensarte, sentada abajo de un árbol, abrazando las caricias que yo te puedo dar.
Sombra, querida, tácita, intacta, ancestral, humilde y hermosa. Es de mi orgullo placer contarte, que mi decisión está tomada, y ahora solamente espero que el universo me responda.
Saco una sonrisa del bolsillo de mi campera, la meto en un sobre, y te la mando vía satélite para que la disfrutes como ese personaje del colectivo, aventurado y un poco avejentado. Ese que se dió cuenta, que mientras mi mente volaba un par de horas mas tarde, vos te apareciste ayer entre medio del vapor y me miraste.
Así es sombra. El cerebro descansa, después de días y noches analizando la situación engorrosa en la que me metiste. Y es que no es fácil tomar el camino de Dios, y el camino por el que vos me llevaste. Pero acá esta la decisión, y acá estoy yo acompañada de mi amiga la soledad, esperando para volver a verte.

Pero qué es lo que escribo sombra? No es por miedo. Es por la fatiga que me genera, saber que me encuentro sentada sobre el borde del escritorio, mirando la pared y pensando, revolviendo y alucionando, sobre vos. Sobre tus momentos, y sobre tus desencuentros estratégicos.

Así, me envuelvo en la toalla, y le hago un espacio al espejo. Tomé la decisión y solamente necesitaba tu palabra.

Hablamos en el futuro sombra, vos, yo y la decisión que me acompaña.

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