martes, 15 de febrero de 2011

Pase usted a la oscuridad mas profunda que haya podido vivir. Y, si luego de verla cara a cara, no tiene miedo...Continúe con su vida como si nada de esto hubiese sucedido.
Deje la frustración de lado, los enojos y las lágrimas para otro momento.
Hoy la noche se estrelló mas,
y debe ser porque golpeó con mi cabeza
su mas duro puño de alma y letra.

Siéntase usted cómodo de derribar paredes y volverlas a construir,
de tener miedo y escupir.

Todo lo que usted ha tenido, podrá ser borrado fácilmente
Solamente es la palabra justa,
la mirada profunda
en el momento mas indicado.

Venga y vomite con nosotros.

martes, 1 de febrero de 2011

Estaba sentada en algo que no se parece nada a una playa. Tiene agua, tiene el sol que ya quiebra mi piel. Me toma, me llama, me pega y después me mima.
Le pedí al viento que sople un poco mas fuerte, en señal de que mi deseo estaba en camino, y así lo hizo. Lo que antes era el fondo, ahora era una pequeña película de olas, que no me dejaban ver lo que ya había visto, entonces no podías saber con exactitud si el suelo estaba abajo, o estaba arriba.
De todas formas estiré las manos hacia atrás, y disfruté esa soledad que me abrazaba friamente, con el sol pegando de frente y una canción que soñaba de lejos. Soñaba?. Quise decir sonada, y que a mí me hacía soñar.
Me senté en ese lugar, que me regaló llantos, risas, nicotina y un cielo violeta. Me senté sola, como lo hago mayor parte de las veces, solamente para disfrutar el silencio y mis auriculares rosas.
Vengo de una seguidilla de cosas en mi vida, que no me desestabilizan, mas bien me reviven, me dicen que sigo siendo humana, que puedo reir, llorar y aborrecer el costumbrismo. Me dicen que todavía puedo amar, o al menos intentar algo parecido a eso.
Toqué la arena, saboreé al mar lentamente, me amigué con la noche, hice el amor con el sueño, indagué las mentes de las personas que se me acercaban. Reí por el simple hecho de hacerlo. Me mostré de vuelta, como la loca de pensamientos absurdos que una vez supo cautivar a un alma pérdida de la zona oeste.
Perdoné mis errores, y cometí algunos nuevos. Probé la victoria, la derrota y perdoné sinceramente.
Le pegué a las veredas, me enojé y hablé. Me comuniqué a 300 kilómetros de distancia, y a hora también lo hago aunque no estes acá y yo si.
Te quise, te odié, quise al mundo y lo escupí. Meché un par de mates de yerbas compradas en dietéticas, y me volví a encontrar conmigo misma. Prueba de eso, es ese cacho de metal al que siempre le dí la espalda, y que ahora parece que vuelve a ser mi amigo.
Dejé de pensar por el resto, de dejar de hacer las cosas por el murmullo ajeno. Patiné por las calles abarrotadas de gente, y me hundí en el mas profundo silencio cuando así lo quise.