domingo, 2 de mayo de 2010

Carta a la sombra, parte II

Ser del último año, de la mejor década, hoy me juega en contra.
Me siento tan pequeña, y pensar que soy de los ochenta. Es que tu monstruosa figura a mi lado, me hace sentir del tamaño de una hormiga, con los años de un bebe. Nulos, pocos y nada al mismo tiempo.
No me preguntes porque, siento esa sensación de vómito en mi estómago. Así, cuando se estremece la pared de mi aparato digestivo, cada vez que te recuerdo por el camino de piedras...casi tan sinuoso como mi vida en este momento.

Y me senté sobre cuatro ruedas, con la esperanza de que el asfalto, vos, tu no presencia y todo lo demás no me molestasen. Y ahí estaba otra vez. Escuchando la misma canción que todos las noches me dice algo diferente, esperando que caiga una gota indecisa del cielo, y rezándole a mi ángel para que me deje en paz y pare de hacerme ese cosquilleo pseudo-infartante que sabe que me molesta.

No lo culpo, quiere hacerme porque me ama, y yo lo amo a él. Pero no tanto mas de lo que te amo a vos.

Y es así. Prefiero hundirme en algún mundo virtual, que enfrentar la realidad de saber que dejaría medio mundo por vos, y poco por los demás.

Ni siquiera sé porque escribo estas palabras. A mí no me importan, vos no las ves, y probablemente Violeta (que está actuando verdaderamente extraña conmigo), tampoco le va a importa.

Si..porque Violeta es así. Decide intentar volverme mas fuerte, en el momento en que quiero estar sumisa, mirando al techo e intentar recordarte cuando te posicionaste por encima mio, cual estrella de Hollywood.

Es así sombra...siento miedo. Un miedo que penetra por mi nuca y revuelve mis jugos gástricos. Se hace un manjar con la cena que fue almuerzo...y me espeja los ojos, sabiendo que decidí no volver a llorar desde que él se fue, para cuidarme desde el Cielo.

Miedo, en mi mundo, significa extrañarte. Soñarte y que me mates con tu indiferencia tan amorosa. Amorosa a la hora de hablarme, aunque sea por cinco minutos.

No sé sombra, lo que empezó como una redacción...hoy se convirtió en un poco de amor, y yo, sinceramente, ya no sé que hacer con tanto sentimiento idealista adentro. Porque vos sabes que yo no perdono, que yo no tengo ganas de querer, y que soy muy feliz con mi soledad, que no me lastima y que, por supuesto, no me abandona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario