jueves, 20 de mayo de 2010

No sé que tan injusto podes ser. Venís, entras, tocas mi aura, la deformas y te vas.
No queres mostrarme tu corazón...entonces para que te mostraste ante mí de forma tan sincera?. Mi teoría basada en tus contradicciones, se fortalece cada día mas, cuando intento rememorar charlas pérdidas del universo, donde vos vomitabas tu vida,y yo sostenía tu cabeza y te escuchaba.

Probablemente alguien hizo una lectura mas profunda de tu ser y aprendió mas de tu rosa, de lo que yo ví con tan solo observarte. Pero clavar mi mirada sospechosamente inocente, en tus ojos mas sinceros, me derivó a un viaje en cual descubrí tu corazón, y vos ni siquiera te diste cuenta.

Se pasaba lentamente, contorneaba su figura y transformaba a su sombra. La veía pasar a lo lejos y le llegó a dibujar su última sonrisa sincera. Luego, te dí el dulce. O vos me lo quitaste. Sé que lo saqué de la cartera de mi acompañante, toqué tu hombre, procedí a demostrarte que me importas, y seguí paseándome entre humos extraños y figuras que parecían personas.

Después de eso, todo decayó ante mis ojos, y yo simplemente me dí vuelta a mirar a ese elefante celeste que se paseaba por mi cuarto.

Intentaba seducirte con la inocencia. Intenté traspasar tus pensamientos. Intenté convencerme de tu gran figura, y tu ensanchada alma, pertenecían a mis partituras escritas de palabras.

No sé como fue que me falló la magia en ese momento, como no noté que algo en vos se rompió y el miedo tomó parte de tu cuerpo y lo hizo huir en medio de la noche fría.

Ahora sos una incógnita dentro de mi vida, ese sentimiento de tristeza y vacío conjuntos, que se fusionan y me dan ese espacio para extrañarte.

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