domingo, 1 de agosto de 2010

Fin

Y ahora que terminó todo. Algo tiene que empezar de nuevo. Aquel karma que cargué, que el universo se lo creyó, y que yo nunca me adjudiqué, terminó. Over. C'est fini. Adios. Goodbye. Todo.
Probablemente no haya aprendido nada, o aprendí todo, quien sabe. Pero lo importante es que se terminó. Me sacó cosas, como yo saqué en aquel entonces. Me desdibujó sonrisas, se las llevó para él, se las puso en su cara, me las robó descaradamente, y yo acá, toqueteando suavemente el teclado, porque lo único que me importa es que el esmalte no se salte como siempre lo hace. Y me molesta muchísimo.

Un poco de vapor me invita a pasarle la mano por encima, sentir ese frío que es mas un escalofrío que otra cosa. Y al moverlo, y convertirlo en una gota que se desplaza feliz por la ventana, se me abre un sin fin de verdes y grises, mezclados con rayo de sol. Y ahí se fue el Karma. Con mi riñón. Pero, dejó su ciactriz, como esas otras que tengo perdidas por el brazo. Recordándome lo mismo que me recordó aquella vez cuando iba en el auto, discman de por medio y una ciudad reflejada en el río: Aprender de los errores.
Esa cicatriz, me recuerda a aprender de los errores, nuevamente.

Asique ahí se fue el Karma, en el tren que vaya a saber uno donde termina. Tal vez quede olvidado por el camino, o tal vez vaya a picotear la cabeza de otra persona.

Yo solamente me reclino, escucho Daft Punk y lo miro irse.

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