domingo, 22 de agosto de 2010

Y mientras Iris se dedica a hacer que la guitarra vuelva a cantar después de un par de meses juntando polvo, todo se fusiona y hace el amor en notas perfectas, para este momento imperfecto.

Por primera vez en la historia de mi vida, no me apetece cumplir años. No se me antoja, y no lo quiero.

Básicamente se debe a su ausencia, y un torrente de lágrimas aparece al estilo ninja y se va. Es que disculpame, pero desde que vos te fuiste extraño el olor a batatas fritas saliendo de tu cocina, y verte postrado allá arriba, en una urna, siendo cenizas, no me reconforta en absoluto.

Tampoco me reconforta saber, que esa foto que te saqué cuando luchabas contra lo inevitable, sea ahora un santuario de flores que se renuevan, cada vez que se marchitan. Como si el sentimiento de que la flores se mueren y son reemplazadas, trajera un poco mas de tu aire alrededor de la casa donde nos criaste a todos, y nos diste un refugio. Mejor dicho, me diste un refugio, y supiste entenderme sabiamente, cuando nadie mas lo hacía.
Y el único recuerdo que brota en mi mente, es tu sonrisa dos días antes de que mueras. Alegrándote porque por fin estaba en la facultad, y ahora...ya no estoy mas ahí, y no sé si esa sonrisa todavía seguirá siendo válida.
Y nos quedaron muchas cosas por hacer, y solo me dejaste unos recuerdos de chica, que son casi todos los recuerdos felices de mi infancia.


Y aunque te sienta atrás mio, cuidándome la espalda, y aunque sepa que estuviste ahí cuando el miedo se apoderó de mí, mientras todas las personas vestían de blanco y urgaban entre mis víceras, y aunque sé que estas y no estas al mismo tiempo...te extraño.
Porque fuiste culpable de cada una de mis sonrisas, porque sos el culpable de que sea tan caprichosa, porque cuando era chica me dabas todo. Nunca me pediste nada a cambio. Porque soy borracha por tu culpa, y te debo un libro con tus frases.

Por todo eso te extraño. Y cumplir años, y que no estes vos para mirarme, o para tomar una copa de champagne, me rompe el alma. Porque te quiero acá conmigo, para que nos riamos juntos y para que grites en la mesa y todos te callen menos yo.

Porque si...siempre fue cierto cuando nos decías: Ustedes ahora se quejan de que grito, pero cuando no esté...me van a extrañar.

Otra vez mas...tuviste razón

No hay comentarios:

Publicar un comentario