martes, 7 de diciembre de 2010

Alguien que me recuerde estas maravillosas tardes de Diciembre, donde de repente una brisa de viento violento, se abre paso en mi pecho y me hace escupir las maravillosas verdades del mundo de 2x2, donde vos y yo somos nada y todo al mismo tiempo.

Las letras se hacen palabras, que pueden convertirse en rimas. El rap se hace paso entre medio de todo esto. Son letras claves, todo en doble sentido.

Algo me dice, que después de lo que me dijiste hoy, todos somos vulnerables a la bala disparada por el arma ajena. Todo lo que parece virtual, todos los decesos de la globalización, se cobran víctimas anónimas. El papel sigue abajo de mi agenda, ahí estará hasta que decidas enfrentarte a la cruda realidad. Alguien te ama, alguien está ahí. No estas solo en el mundo, y eso te molesta. Tu soledad falsa, abajo de tu pared de corcho, es tan frágil como un vaso que cae, después de una noche de viajes místicos a un lugar que solo vos conoces.

Restos quedan después de todo esto. Un grito pelado y a otra cosa. Nadie te cuida, pero todos lo hacemos. Remarcamos los errores, horrores y seguimos, porque así lo quisiste, quisieron y seguiremos mientras las puertas de tu ataúd y conciencia sigan abiertas al ritmo de los mares de la vida cotidiana.

El papel sigue ahí. Sé que subo y va a estar ahí. Al lado de mis horribles auriculares, que van a darse el lujo de escuchar las notas que solo pocos pueden entender.

No te pido que entiendas la razón de mi existir, por encima de tu presencia física y normal de todos los días. No pido que entiendas todos esos momentos que quise compartir. O tal vez?.

I'm on a roll now.

Palabras extrañas que vienen de gente a miles de kilómetros de distancia. Soy buena en esto y no pido explicaciones por el lugar que ocupo. Acaso vos si lo haces?.

Abro ventanas en paredes muertas, peleo contra el sistema y también me rindo ante el mismo. Le doy la espalda al sol, a la noche y a la vida misma. Me gusta estar en este sufrimiento pelado de cosas. Cosas y punto.

El perro ladra otra vez, es su hora de descarga. Cae el sol, se hacen la siete, tu presencia ya no está en este lugar. Nadie sabe a donde caerán tus cenizas, si es que en algún momento lo hace.

Recordame que las tardes de Diciembre son aquellas de amor puro, de expresión propia, de saliva, de todo. De todo y nada al mismo tiempo.

Hablo desde las entrañas, con el corazón en la mano derecha y el puño izquierdo cerrado. Atenta a tus mensajes indirectos pero bien claros. Atenta al mundo y punto. Punto que prefiero ignorar, mientras todos los días son tres pasos atrás.

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