miércoles, 9 de noviembre de 2011

Un leve aroma a frutilla perdida y unos cansinos textos llenos de energías, me dieron esa extraña sensación de extrañamiento a Violeta y su inseparable amiga y esposa Ga.
Poco tiempo compartido, pero esa noche de Radiohead, galopante en mi cabeza, se extraña entre las nubes que cubren esta parte de Mordor.

Es que tengo un dibujo pendiente, una canción por cantar, un tema por aprender y unos fideos por cocinar.

Tal vez sea hora de volver a verlas explotar en algún rincón de la Capital.

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