viernes, 11 de marzo de 2011

Al final Violeta tenía razón

En este aparente camino hacia la madurez, que no es mas que la inevitable muerte, me encuentro con cosas que no sé de dónde salen.
Al final, Violeta tenía razón. Y en uno de sus momentos violetos (si, violetOs) me hizo dar cuenta de estoy casi viviendo en la casita de Barbie, con la semejante cantidad de cosas artificiales, sin importancia y vergonzosas que están pasando alrededor mio.

Horribles malestares físicos, dolores de cabeza, aparentes citas que terminan pasadas por agua con un random al cual no tendría que haber visto. Rusos de peluches que se hacen los rígidos y bajan la cabeza por la mañana. Acumulación de sueño y poco motivación. Caminar es un suplicio y tomarme el bondi es cada vez mas molesto, teniendo en cuenta que la gente común me molesta. Sus miradas comunes me molestan, su penetrante olor a común me da asco. Su normalidad, me parece idiota.

Y así es como de repente, todo se volvió inútil, sarcástico, un chiste de la vida en mi cara. Un grito pelado, una mirada cruda y un corazón bastante cansado.

PERO, aparentemente en todo lo malo hay algo bueno. Después de darme cuenta que efectivamente dejé de valorar la vida, el cariño, el afecto, el esfuerzo por la búsqueda constante de mejora de mi ser, del mundo y del universo. Después de desplazar a las sonrisas del corazón y darle lugar a las sonrisas cínicas. Después de todo eso, algo brotó cuando me miré al espejo esa noche y me dí cuenta que la mayor parte de mi ser, se había perdido en algún momento que todavía no logro distinguir cuál fue.

Violeta, lo hizo de vuelta. Tuvo nuevamente la razón, con su sabiduría y sus momentos de crudeza. Lo hizo de vuelta. Y yo, también lo hice de vuelta. Pero qué es de esta vida si uno no se cae y se vuelve a levantar?.

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